La introducción de Romana Alarcon al mundo de la voz fue totalmente “casual”, una “coincidencia” que hoy le confiere certeza sobre su llegada a esta vida. A través de la experiencia, ha descubierto que al combinar técnicas y metodologías corporales y vocales con las emociones, la voz alcanza un nivel vibratorio en el cual todo se vuelve posible: el cambio y la liberación para quien canta o emite el sonido, y la apertura y receptividad para el oyente.
Nacida y criada en Marruecos, Romana se adentró en el estudio de la música y el cuerpo, absorbiendo la rica cultura local. En 1989, viajó a España, donde se dedicó al estudio de la música y el canto. Después de completar sus estudios, sus pasos la llevaron a Senegal, donde aprendió las canciones tradicionales de diversos maestros. Gracias a este extenso camino de aprendizaje, Romana adquirió un profundo conocimiento del cuerpo y su relación con distintos estilos musicales. Es precisamente este conocimiento el que aporta riqueza, conexión y libertad a todo lo que expresa cuando canta.