Ariel Gellida nace en la ciudad de Buenos Aires (Argentina)
Desde el taller de su madre de pintura y ceramica francesa con cristal en polvo, donde envuelto en materiales diversos, empieza a desarrollar inicialmente diferentes técnicas, naturalizando el arte y la plástica, casi desde sus primeros pasos, y dotándolo de un conocimiento en el que intrínsecamente queda involucrado y absorbido.
Descubre a los grandes maestros del arte a través de la biblioteca de su padre, y de manera autodidacta y con especial avidez, comienza a dar rienda suelta a un talento pictórico dotado de gran precocidad, ya que sólo contaba con ocho años de edad.
Su labor no tarda en darse a conocer, ya que su ferviente dedicación le lleva a obtener grandes reconocimientos en la escuela, contribuyendo con ella a formar parte, alentado por sus maestros, en la decoración de fiestas tanto de su propio centro educativo, como en otros centros relacionados.
Según cita el propio autor: “Es ahí donde aprendí a jugar, haciendo las cosas seriamente”.
Más tarde, permanece durante tres años en la escuela industrial Otto Krause, desempeñando actividades de manera apasionada, como la herrería, la fundición, cerámica o ebanistería; sin llegar a completarla.
En los años 90, con 28 años de edad, llega a Ibiza, y comienza a trabajar con decoraciones, acompañando a modo de pinturas e instalaciones de temáticas exclusivas para cada evento, para fiestas de las discotecas (Pachá, Amnesia, Privilege), más sus correspondientes acompañamientos publicitarios: Posters, tarjetas de invitación, etc.
Se especializa en pintura mural, y desde Km5 realiza lo que denominó: Action Painting, en el que junto con otros artistas residentes en la isla, colaboran con pinturas en directo destinadas a subastas para ayudas benéficas, con: (APNEEF, APFEM, CHUPA CHUPS).
Este mismo concepto y con los mismos participantes, posteriormente lo traslada a Barcelona (Casa Batlló).
Para fines de esta década, amplió este ambicioso propósito, trasladándolo a clubes de los 5 continentes.
En 2008 lleva a cabo, como respuesta a la crisis, “Action Painting Unipersonal”, Moll de la Marina (Barcelona), sobre una superficie de 100m de longitud, desde la cual enseña las virtudes de las manchas, “drippin´ “, abriendo la posibilidad de participación a todo el público asistente. Vuelve a convertir la pintura como vehículo enlazador de mundos.
Hecho del que haría eco el diario “El Mundo”, anunciándose como: “Cuando la ciudad se convierte en lienzo”.
En la base náutica de Barcelona, realiza un mural de diez metros de longitud, por tres metros de altura.
Durante esta temporada se instala en el Valle de Arán, en el que elabora de manera enérgica la producción de numerosos murales situados en diferentes puntos de la región.
2017 regresa a Ibiza y continúa su dedicación a la pintura contemporánea, con retratos iconográficos de figuras célebres del rock, la inmensa mayoría de ellos de gran formato y expresión vivamente colorista: (Can Curt ,Can Jordi y mercadillos de arte).
El influjo de esta temática identifica a través de sus rasgos, el reflejo que representan estas personalidades, como ligamento de apertura y concordia generado entre las masas